Manejo regenerativo de pastizales naturales

El adecuado uso de pastizales naturales contribuye a su regeneración natural y al aumento de la receptividad ganadera. Las claves para su manejo.

En amplios sectores de la región pampeana coexisten suelos con aptitud agrícola con suelos con limitaciones, como lo son los bajos anegables -ya sean salinos, alcalinos o dulces-, lotes con tosca en superficie o lomas arenosa, etc.. Estos ambientes han funcionado como refugio para la ganadería en estos años de agriculturización.

En estos campos con planteos productivos ganaderos o mixtos, encontramos en estos “parches”: vegetación natural, pasturas de base agropiro en los bajos, o llorones en lomas arenosas, aquí nos referiremos a todos ellos como “naturales” solo a fin de simplificar el análisis.

Venimos observando que, justamente por ser los “peores” lotes, estos son sometidos a manejos que continúan su degradación, o en el mejor de los casos, que no logran aprovechar su potencial productivo.

¿Que manejos observamos en estos ambientes?

  • Se pastorean en periodos largos de ocupación, 
  • Se utilizan para retener la hacienda esperando a que se levante alguna cosecha para entrar al rastrojo,  o que “tiren” las pasturas o verdeos.
  • Se utilizan como lugar de guarda en días de lluvia para evitar el pisoteo en lotes de aptitud agrícola.
  • Se reingresa a los mismos sin considerar tiempos de descanso adecuados.

Decimos que en estos casos los naturales actúan como “depósitos” de los animales más que como lotes productivos.

Es de destacar que en la mayoría de los establecimientos se conoce y se  maneja el pastoreo rotativo y el eléctrico, pero estas tecnologías no son aplicadas para los “naturales”.

Como consecuencia de estos manejos se produce un sobre pastoreo que lleva a situaciones de pastizales degradados que poseen pocas especies valiosas, donde proliferan especies no deseables o tóxicas, en muchos casos llega a quedar el  suelo desnudo, lo que potencia los problemas de salinización, alcalinidad o erosión hídrica o eólica. En otros casos los pastoreos con bajas cargas instantáneas han generado acumulación de material muerto que capta luz y no permite el crecimiento de los pastos, situación corriente en agropiros y llorones.

Es obvio decir que estos lotes presenta una productividad muy baja, aportando muy poco a la dieta de los animales, como consecuencia menor es el interés de los/las agricultores/as, en estas tierras y peor el manejo y así sucesivamente.

Sin embardo, muchas veces encontramos del otro lado del alambrado, banquinas con pastizales en excelente estado, y es allí donde terminan los animales cuando ya no hay más pasto. Cierta vez charlando sobre el objetivo para estos lotes, un productor me manifestaba que quería “tener todo el campo como están las banquinas“

Entonces ¿no habrá que banquinear el campo?

En contraposición a lo que ocurre con “los naturales“, por lo general cuando se comen las banquinas se hace por sectores, con periodos cortos de ocupación y con largos periodos de descanso.

Lo que ocurre en uno y otro caso, no es cuestión de misteriosos designios de la naturaleza si no, producto de los manejos que realizamos a cada lado del alambrado.

Entonces,  ¿Cómo manejar los pastizales para aumentar su productividad?

Separar por ambientes: Tradicionalmente los campos se dividieron en cuadrados o rectángulos que contenían distintas condiciones de suelo. Como primer paso es importante poder darle a cada situación de suelo y de pasto el manejo que le corresponde. Por lo que, separar los bajos de las lomas es un paso importante para poder manejar cada pasto a su tiempo. 

Pastoreos intensos y descansos prolongados: Afortunadamente la gran mayoría de los agricultores saben cómo se maneja una alfalfa, la realidad es que todos los pastos perennes responden positivamente a este mismo manejo, es decir: periodos cortos de ocupación para evitar comer el rebrote y descansos adecuados para permitir que las plantas recompongan reservas. 

Para cumplir con los puntos anteriores será necesario sub dividir los lotes y “rotar” los animales cuando estén allí, la ventaja es que, a diferencia de los lotes agrícolas, aquí las parcelas se arman una sola vez.

Favorecer la implantación de especies valiosas: Es fundamental también lograr que el suelo este cubierto con plantas de nuestro interés, para lo cual es importante que dejemos semillar las plantas evitando pastorearlas en primavera hasta el verano las especies de invierno, y desde fin de verano hasta el invierno a las especies de verano. Este manejo será fundamental al principio de la recuperación, y se podrá hacer cada algunos años una vez lograda la cobertura que deseamos.

Otra práctica interesante es la promoción de las especies invernales, lo que se logra removiendo todo el pasto seco que se acumula en verano utilizando pastoreos severos en febrero-marzo de modo de abrirle luz para que germinen las especies invernales.

Obviamente que la siembra, o preferentemente la intersiembra, de pasturas adaptadas a la situación será una herramienta fundamental cuando el suelo se encuentre ya desnudo y no haya posibilidades de recuperar los naturales.

Con este manejo lograremos entre otras cosas….

 

  • Aumentar la productividad de los pastizales naturales. 
  • Una dieta más estable para los animales evitando periodos largos de restricción. 
  • Mayor presión de pastoreo sobre especies menos apetecibles,
  • Distribución más pareja del bosteo, abonando el pasto cada vez que entren los animales, 
  • Recuperación de la fertilidad y la biodiversidad asociada.
  • Menor presión sobre rastrojos y lotes agrícolas… y/o, Aumento de carga animal.

Marcamos aquí, el camino que empezamos a recorrer para revalorizar estos ambientes, en muchos campos en transición y como primer paso de una ganadería regenerativa. Sin duda las herramientas del pastoreo racional y/o del manejo holístico permitirán profundizar mucho más este camino.

Ing. Agr. Carlos Anzorena

Face: Consultora Agroecológica