Martín Crespi: “Las palabras llegan después de la vision”

(De nuestra edición de primavera 2019)

Martín Crespi, es un activista comprometido que logró combinar su pasión por la enseñanza infantil, y expresar al mismo tiempo a través de lo plástico sus intereses y emociones. Es docente de historia de profesión y autodidacta en producir expresiones culturales vinculadas al ambiente, a la accesibilidad y a la comunicación.

     Creador de “Pachamamita libros” y de la exposición itinerante “Naturaleza Humana, el arte como expresión” que viene acompañada de un libro recién impreso, que lleva el mismo nombre, dedicado “a quienes mantienen vivo el deseo de un mundo mejor”.
En él se combina su obra representada a través de fotos tomadas por su compañera Gabriela Winkler y 78 entrevistas hechas a científicxs , vecinxs afectadxs, filósofxs, sociólogxs y abogadxs, referentes claves de diferentes temáticas relacionadas a los impactos socio-ambientales, mercantilización de la vida, leyes sobre derechos y territorios, modelos extractivos, agua y alimentación y monocultivos y fumigaciones. 
Cada una viene acompañada por un código QR que nos permite escuchar en voz propia de cada unx de ellxs lo que está escrito, acercándonos a las distintas problemáticas de una manera muy particular. 

     Martín nos cuenta, que algunas desgrabaciones las hizo con la ayuda de Ariadna Fasanelli quien relataba, que en ocasiones se encontró llorando al transcribirlas. Varias de ellas son testimonios en primera persona y algunas como las de Nicolás Arévalo, un niño de Lavalle muerto por jugar en un charco contaminado con Endosulfán, son bastante sensibilizadoras y ponen la piel de gallina a cualquiera que le circule la sangre.

    La obra de Crespi es clara y directa. Apta para todo público que se disponga a abrir los ojos y el corazón.
    Una calavera que tiene pegado el material micro-particulado que respira la gente del barrio Virrey del Pino, de 18 bocas de chimeneas de la planta de Parex-Klaukol; un plato partido que nos enfrenta con las cifras de las millones de personas desnutridas, la epidemia de obesidad por comida chatarra y los problemas de hambre que hay en el mundo; un maíz que a primera vista parece común pero si volvemos a mirar nos damos cuenta que está compuesto de calaveras; una serie de mapas de la Argentina que enfrentan a cualquier ciudadano urbano no sólo a su falta de relación con la naturaleza, sino con su existencia; y varias obras más que desde la simpleza en la elección de los materiales nos acercan a involucrarnos en temáticas que nos afectan a todos.
    Su obra me recuerda un texto de John Berger “Modos de ver” donde dice que las palabras llegan después de la visión, y si bien es cierto que describimos, nos comunicamos, nos relacionamos mediante las palabras, lo que vemos, es un mundo completamente diferente a lo que podemos describir; y la muestra “naturaleza humana”  refleja todo lo que alcanza la mirada del ser humano, porque mirar buscando algo es lo opuesto de mirar, y nos invita a ver y ser vistos; lo que según Berger es la base del diálogo.


    Según relata, hubo un momento clave que considera como punto de inicio en su camino como artífice en la plástica.
      “Yo trabajaba en una escuela de noche como preceptor y me enganché para hacer una muestra para personas con discapacidad visual. Era una muestra de fotos que se podían tocar y escuchar, tenían braile, relieve y una audio descripción cuya temática era una recorrida sobre el libro Sobre héroes y tumbas de Ernesto Sábato. La muestra giró por el país y por Uruguay. De a poquito empecé a producir, hasta que fue tomando forma y se acumularon obras.
    La idea era hacer un librito para solventar la muestra, pensar en los chicos, hacer un rincón en la expo para ellos también. Surgieron los primeros cuentos. Hice un curso de encuadernación y los empecé cociendo a mano yo mismo. Empezaron a circular pero no me rendía económicamente, hasta que le acerqué a Darío Aranda uno de los libros a la Universidad de la Matanza, y con su recomendación en tan solo dos renglones me lo empezaron a pedir del interior, especialmente de Tucumán y Córdoba.”
    Éstos libros están traducidos al guaraní y al quechua; y se encuentran disponibles de manera gratuita en el blog  y en la página de Facebook Pachamamita.

    El compromiso de Martín para con su obra se ve reflejado muy claramente en el momento en que lo encontramos desplegando, un teatrito de kamishibai, una forma de contar historias a través de láminas, que se originó en los templos budistas de Japón en el Siglo XII. Crespi recorre escuelas y encuentros afines a la temática ambiental y agroecológica y esparce su mensaje a través de una caperucita que junto con el lobo, que es vegano y del hambre está por hacerse vegetariano, se unen para salvar el bosque de un maléfico empresario interesado en talar los árboles para hacer dinero, o a través de unas perdices que comieron felices y nos enseñan que existía un tiempo en donde las fábulas y las fantasías eran más importantes que las simples mercancías.
    El enseñar a través de personajes de fábulas conocidos, permite tener una mejor llegada a los niños y brinda la posibilidad de cambiar el enfoque de los cuentos clásicos, dejando en su lectura un mensaje claro para el cuidado del ambiente en mano de los pequeños.
    A  cada uno de éstos cuentos se puede acceder a través de la página y navegarlos en realidad aumentada eligiendo pasar con el cursor y leer, o escuchar el relato en audio libro.
    Al final de cada libro tenemos la posibilidad de rellenar unas páginas en blanco, ya sea con dibujos o reflexiones sobre lo aprendido, lo que ayuda a que no queden en la biblioteca abandonados y olvidados. 



    Martín está embarcado en una gran aventura en la que se lo ve capitaneando su barco con las velas desplegadas y viento a favor. A pesar de no tener aporte jubilatorio, trabajar limpiando tapizados y haberse endeudado para la publicación de sus libros me hace pensar en que hay veces que a la realidad dan ganas de agujerearla para poder respirar. Pero al ver que no pierde la sonrisa y su actitud se mantiene firme, no queda más que imitarlo y acompañarlo. En el prólogo de Jean Paul Sarte a Retrato de un aventurero podemos leer que el militante busca el anonimato, no tiene apellido y la lucha es por la autonomía de los pueblos, nunca por conducirlos. 

Maia Gonzáles Cháves (Pigüé, BA)