Adiós a Jorge Rulli

El día 6 de mayo Jorge Rulli se despidió de este plano. Quienes andamos el camino de pensar otras formas de vincularnos entre nosotros y con el planeta entero que no sean los valores impuestos por el mercado tendremos en él siempre un faro, una luz, un maestro. Y que, como tal, a veces será dulce y afable y otras duro e impacable, pero siempre coherente. Agradecemos su lucha y su chispa que enciende nuevas re-existencias y lo homenajeamos con un texto de su autoría y una entrevista realizada por el medio Bichos de Campo.

SER REVOLUCIONARIO
Ser revolucionario hoy es ser capaz de tener el pensamiento abierto a los nuevos modelos, estar perceptivo a las nuevas demandas y a las respuestas que se elaboran por todas partes. Porque el mundo es un hervidero de luchas complejas y sólo debemos aceptarlas, reordenarlas y saber cuándo aplicarlas en el escenario en que nos movemos. Y en este sentido es preciso reconocer que es una época fascinante.
El común de la izquierda lamentablemente tiene ante lo nuevo un primer gesto de rechazo, de cerrazón intelectual… No podemos ni debemos permanecer atados al pasado, a los viejos modelos que han fracasado o engendraron situaciones autoritarias que enajenaron el presente en nombre de lo por venir.
Otro tema que caracteriza la actitud revolucionaria hoy es a mí entender el de la responsabilidad personal. Quien quiere cambiar la Sociedad debe estar dispuesto en primera instancia a cambiarse a sí mismo y ello implica hacerse responsable de los propios actos no importa lo pequeño que parezcan y seguir un camino con corazón.
Porque reivindicamos la escala de lo humano rechazamos abrazar lo macro para abjurar de lo pequeño. Ese paradigma del desarrollo y la idea del Progreso que entrañaba nos condujeron al camino terrible del cambio climático, de la contaminación generalizada, del gigantismo urbano y de la sexta extinción.
Hoy ser revolucionario es reconocer que existen tres Ecologías, la espiritual, la social y la ambiental. Quien no acepta que la Tierra es la casa del Hombre no asume en toda su plenitud y posibilidades su propia humanidad y se resigna a las reivindicaciones comunes. Ellas pueden ser justas, pero la lucha contra la iniquidad y la opresión del hombre por el hombre no bastan hoy para justificar los sueños por un mundo mejor y comprender los genocidios con que se los reprimió.
No es por obtener el desarrollo económico que tantos héroes sociales dieron su vida sino por un sueño más grande que debemos aprender a descifrar. Hacerlo es la tarea de un revolucionario.
✍ JORGE EDUARDO RULLI